La
mañana siguiente, no sé porqué, me levanté sin ganas de hacer
nada. Además, en cuanto recordaba a Mi chico misterioso con aquella
chica (bastante Misteriosa también, la verdad), me ponía de mala
leche. Y eso no me gustaba nada, porque significaba que sentía algo
más por él que una simple atracción. Pero... ¿era eso posible?
Sólo le conocía de hacía dos días, y ya estaba haciendo un montón
de un granito de arena. En un intento desesperado por encontrar a
alguien que me animara, llamé a Ana. La invité a dormir a mi casa,
porque mis padres iban a pasar la noche fuera.
- Espero que sea importante, había quedado con Diego.
- ¿Diego? ¿Con el que te liaste en la disco?
- Sí, estamos medio saliendo.
- Aaa... pues me alegro mucho por ti.
- ¿Y tú que tal ayer?- justo sacó el tema que menos quería que tocase.
- Bueno pues... vi a Mi chico misterioso enrollándose con otra, y no sé porque de repente besé a Mario.
- ¿¿¿Cóóóóómoooo??? -dijo abriendo los ojos como platos-.¡¡¡Qué fuerte!!-por si no os habéis dado cuenta, Ana tiende a exagerar las cosas.
- Tampoco es para tanto. Pero la verdad, ahora no sé que esperar de Mi chico misterioso. Bueno, en realidad no espero nada, pero creía que habíamos conectado de alguna forma.
- Tranquila tía, no te preocupes. Seguro que iba con una copa de más encima, muchos se pasaron con la bebida, Además, si realmente habéis conectado, tarde o temprano ocurrirá lo inevitable.
- Bueno, prefiero hablar sobre tú y Diego, la verdad, quiero alguna noticia buena hoy. ¡Cuéntamelo todo!…....
Después
de nuestra larga charla, salimos un rato por el centro de compras, y
después, cena y peli en mi casa. Por eso quiero tanto a Ana, porque
hace que los momentos más insignificantes se vuelvan inolvidables.
Guapissima! Me gusta la historia, ahora ya tengo tiempo para leer todas las publicaciones tan geniales que haces! Un besazo
ResponderEliminarHola... paso a decirte que te sigo!
ResponderEliminarEspero que pases por mi blog..
aunque es nuevo y no tenga muuuchas cosas.
Besos.