Estaba sonando la canción Mr.saxo
beat y todo el mundo se movía al compás de la música. Me lo
estaba pasando genial, pero cuando empezó a sonar una canción algo
más lenta me sentí muy incómoda. Fue uno de los típicos momentos
de baile de instituto en el que empieza a sonar la típica canción
lenta y las parejitas se dan el típico beso. Mario me agarró por la
cintura y nos empezamos a mover más lentamente. Fueron los 3 minutos
más largos de mi vida.Cuando terminó la canción, le puse la excusa
de que quería tomar el aire para estar un rato sola. Me fui hasta la
orilla de la playa y me quedé allí sentada. El agua mojando mis
pies, el aire agitando mi pelo, la arena colándose entre mi ropa...
y de repente, vuelve a aparecer Mario.
- ¿Molesto?- preguntó.
- Mmm...no, quédate si quieres.
- ¿Qué haces aquí sola?¿Estás bien?
- Sí, claro, solo estoy un poco cansada.
Nos
quedamos hablando un rato, y cuando no sabíamos que decir, nos
quedamos callados, pero no fue un silencio incómodo. La música se
oía a lo lejos, ya que me había alejado un poco del sitio de la
fiesta. En este momento, preferí estar acompañada que sola, como
hubiera preferido hace 15 minutos.
No
sé porque, pero giré la cabeza hacia la izquierda, y a lo lejos me
pareció ver a Mi chico misterioso. Pero no estaba solo, estaba con
una chica. Y...LA.ESTABA.BESANDO. Me quedé mirando fijamente durante
un rato, y creí oír el crack que hizo mi corazón al romperse.
Había sido una tonta. Me había enamorado de un chico del que no
sabía ni siquiera su nombre. ¿De verdad tenía esperanzas?
Porque... aunque no fuera su novia, ¿Eso significaba que era el
típico chaval que se enrolla cada día con una? Mario se dio cuenta
de que tenía mala cara.
- Esta noche me lo estoy pasando muy bien. El baile de antes contigo ha sido... genial. Desde luego, sabes como moverte- dijo para intentar animarme,o eso es al menos lo que imaginé.
No
se me ocurría ninguna respuesta a parte de unos cuantos monosílabos.
Lo único que se me ocurrió en ese momento fue besarle. Sí besarle.
Y sé que mi chico misterioso lo vió, porque en un momento en el
que abrí los ojos, pude distinguir los suyos a lo lejos que me
miraban con una expresión que no supe diferenciar.
Definitivamente,
me había vuelto loca.